Intentaré hacer unas breves distinciones que espero pongan algo más de claridad en tema tan espeso. Dejando de lado los significados vulgares que, obviamente, son los más conocidos (anarquismo igual a caos): se entiende por tal la teoría política que hace incapié en la organización social con pocos niveles de autoridad central y que, fundamentalmente, esta autoridad está sujeta a revocación inmediata cuando ya no representa a la mayoría de la población.
El anarquismo es la búsqueda de una sociedad organizada de tal forma que no pueda existir una dictadura ni un gobierno que lleve a cabo una política contra el sentir mayoritario de su población. O en otras palabras, lo esencial del anarquismo consiste en que toda "representación política" es revocable si se aparta del apoyo que en su momento le dieron los representados.
Ahora bien, a partir de esta idea central se pueden abrir muchos caminos divergentes, cuando no contradictorios. Se pueden clasificar éstos en dos grandes grupos: el anarquismo socializante y el anarquismo cooperativo.
El primero considera que la propiedad privada debe estar limitada por su función social, y que el Estado (un Estado anarquista por supuesto) es la organización política que se ocupa de encaminar el progreso social y evitar toda forma de explotación del hombre por el hombre.
El segundo grupo, el anarquismo cooperativo, desconfía del Estado como socio mayor en cualquier actividad civil y prefiere mantenerlo sí, pero en sus funciones más restringidas: defensa y seguridad pública, organización jurídica y tribunales que la mantengan y control de la economía en líneas generales para evitar prácticas monopolistas o encaminadas a perjudicar la actividad económica normal en una sociedad dada.
Estos dos grupos son a su vez muy variados y pueden, por ejemplo (en el primer caso, el anarquismo socializante) no sólo favorecer el Estado sino también organizaciones de otra clase como los sindicatos; tendríamos aquí el anarco sindicalismo como una de las tendencias más famosas. En cambio el anarquismo cooperativo da lugar a otras posibilidades también muy variadas que van desde la aceptación plena de una sociedad capitalista sin frenos hasta una sociedad que si bien es capitalista en su organización básica es capaz de establecer regulaciones y apoyos para favorecer el desarrollo de las cooperativas como otro sujeto económico a la par de las empresas tradicionales.
Tendríamos un tercer eje que en realidad no lo es, pero que podría servir para otra clasificación: el apoyo a la violencia en el cambio de una sociedad tradicional o socialista a la anarquista y el rechazo de este recurso de manera parcial o total. Y digo que no es un "eje" en tanto se trata más bien de un recurso que algunos grupos privilegian (y por ello se hacen famosos, encarnando para el sentir general lo más característico del "anarquismo") pero que en realidad, como medio, no debería afectar la teorización sobre las posibilidades de cambio en una sociedad moderna y en que dirección se puede facilitar o apoyar esa transformación.
Algunas escuelas políticas anarquistas buscan distanciarse de esa "piedra al cuello" que han sido las manifestaciones violentas o terroristas que se amparan bajo el genérico nombre de "anarquistas" buscando otro nombre menos cargado de connotaciones peyorativas. Un ejemplo de ello son los que se hacen llamar "libertarios" que en la práctica es lo mismo, pero que suena mejor; por lo menos para aquellos que no pueden dejar de asociar al anarquismo con las bombas y los incendios provocados por vándalos callejeros.
Yo pienso que mejor llamar a las cosas por su nombre; aquel más cercano a las ideas principales, aunque no voy a discutir si la teoría política que trata de hacer de la "autoridad" un fenómeno de "gestión" y no de gobierno independiente (del pueblo) se denomina mejor si se la llama "anarquismo" o "libertarismo".
Este blog, se inserta en la segunda visión del anarquismo: un anarquismo individualista y cooperativo, que niega la violencia como recurso para acceder y o mantener el poder, ya que la violencia en si misma es la negación radical de todo lo que el verdadero anarquista desea.
Ahora bien, es menester una última aclaración; por el momento.
El anarquismo, tal como lo concibo, no da paso inmediato a un programa electoral; no es una receta para solucionar los problemas inmediatos de la sociedad y por lo tanto no se le puede pedir que de una respuesta precisa a cuestiones concretas como "el pago de la deuda", "la falta de empleo" o la "corrupción de los políticos". El anarquismo es un marco teórico que busca en cada caso y en cada solución que se propone la alternativa viable más democrática y más expuesta al control ciudadano.
Se trata no de alcanzar la sociedad ideal en un plis plas sino en mantener, siempre, al poder (sea éste de un grupo de personas profesionales -los políticos o los empresarios o los militares o los sindicatos, etc-) lo más cerca posible del control ciudadano; evitando dar cheques en blanco de tal modo que en cuatro o seis años de gobierno cualquier partido o grupo social aproveche tal período para consolidar su poder usando la economía, la política y los medios de comunicación social para imponer sus objetivos.
Podría parecer trivial tal propósito al lado de las grandes proclamas, sin ir más lejos, de los "socialistas"; proclamas que son sólo basura teórica y utópica ya que no sirven para nada práctico; pero el anarquismo real no es otra cosa que la permanente vigilancia y desconfianza frente a un poder (sea cual fuere) que lleva grabado en su propia naturaleza el deseo de crecer y de imponerse, por cualquier medio, a la sociedad que lo vió nacer.
El anarquismo es la búsqueda de una sociedad organizada de tal forma que no pueda existir una dictadura ni un gobierno que lleve a cabo una política contra el sentir mayoritario de su población. O en otras palabras, lo esencial del anarquismo consiste en que toda "representación política" es revocable si se aparta del apoyo que en su momento le dieron los representados.
Ahora bien, a partir de esta idea central se pueden abrir muchos caminos divergentes, cuando no contradictorios. Se pueden clasificar éstos en dos grandes grupos: el anarquismo socializante y el anarquismo cooperativo.
El primero considera que la propiedad privada debe estar limitada por su función social, y que el Estado (un Estado anarquista por supuesto) es la organización política que se ocupa de encaminar el progreso social y evitar toda forma de explotación del hombre por el hombre.
El segundo grupo, el anarquismo cooperativo, desconfía del Estado como socio mayor en cualquier actividad civil y prefiere mantenerlo sí, pero en sus funciones más restringidas: defensa y seguridad pública, organización jurídica y tribunales que la mantengan y control de la economía en líneas generales para evitar prácticas monopolistas o encaminadas a perjudicar la actividad económica normal en una sociedad dada.
Estos dos grupos son a su vez muy variados y pueden, por ejemplo (en el primer caso, el anarquismo socializante) no sólo favorecer el Estado sino también organizaciones de otra clase como los sindicatos; tendríamos aquí el anarco sindicalismo como una de las tendencias más famosas. En cambio el anarquismo cooperativo da lugar a otras posibilidades también muy variadas que van desde la aceptación plena de una sociedad capitalista sin frenos hasta una sociedad que si bien es capitalista en su organización básica es capaz de establecer regulaciones y apoyos para favorecer el desarrollo de las cooperativas como otro sujeto económico a la par de las empresas tradicionales.
Tendríamos un tercer eje que en realidad no lo es, pero que podría servir para otra clasificación: el apoyo a la violencia en el cambio de una sociedad tradicional o socialista a la anarquista y el rechazo de este recurso de manera parcial o total. Y digo que no es un "eje" en tanto se trata más bien de un recurso que algunos grupos privilegian (y por ello se hacen famosos, encarnando para el sentir general lo más característico del "anarquismo") pero que en realidad, como medio, no debería afectar la teorización sobre las posibilidades de cambio en una sociedad moderna y en que dirección se puede facilitar o apoyar esa transformación.
Algunas escuelas políticas anarquistas buscan distanciarse de esa "piedra al cuello" que han sido las manifestaciones violentas o terroristas que se amparan bajo el genérico nombre de "anarquistas" buscando otro nombre menos cargado de connotaciones peyorativas. Un ejemplo de ello son los que se hacen llamar "libertarios" que en la práctica es lo mismo, pero que suena mejor; por lo menos para aquellos que no pueden dejar de asociar al anarquismo con las bombas y los incendios provocados por vándalos callejeros.
Yo pienso que mejor llamar a las cosas por su nombre; aquel más cercano a las ideas principales, aunque no voy a discutir si la teoría política que trata de hacer de la "autoridad" un fenómeno de "gestión" y no de gobierno independiente (del pueblo) se denomina mejor si se la llama "anarquismo" o "libertarismo".
Este blog, se inserta en la segunda visión del anarquismo: un anarquismo individualista y cooperativo, que niega la violencia como recurso para acceder y o mantener el poder, ya que la violencia en si misma es la negación radical de todo lo que el verdadero anarquista desea.
Ahora bien, es menester una última aclaración; por el momento.
El anarquismo, tal como lo concibo, no da paso inmediato a un programa electoral; no es una receta para solucionar los problemas inmediatos de la sociedad y por lo tanto no se le puede pedir que de una respuesta precisa a cuestiones concretas como "el pago de la deuda", "la falta de empleo" o la "corrupción de los políticos". El anarquismo es un marco teórico que busca en cada caso y en cada solución que se propone la alternativa viable más democrática y más expuesta al control ciudadano.
Se trata no de alcanzar la sociedad ideal en un plis plas sino en mantener, siempre, al poder (sea éste de un grupo de personas profesionales -los políticos o los empresarios o los militares o los sindicatos, etc-) lo más cerca posible del control ciudadano; evitando dar cheques en blanco de tal modo que en cuatro o seis años de gobierno cualquier partido o grupo social aproveche tal período para consolidar su poder usando la economía, la política y los medios de comunicación social para imponer sus objetivos.
Podría parecer trivial tal propósito al lado de las grandes proclamas, sin ir más lejos, de los "socialistas"; proclamas que son sólo basura teórica y utópica ya que no sirven para nada práctico; pero el anarquismo real no es otra cosa que la permanente vigilancia y desconfianza frente a un poder (sea cual fuere) que lleva grabado en su propia naturaleza el deseo de crecer y de imponerse, por cualquier medio, a la sociedad que lo vió nacer.
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